En la evaluación secundaria se diagnostican todas aquellas lesiones que no comprometen la vida de inmediato, pero que podrían hacerlo si no son detectadas y tratadas, además se buscarán otras lesiones que hayan pasado desapercibidas durante el reconocimiento primario.
Reservamos para el capítulo de RCP todo lo referido con la evaluación y manejo del paro cardiorrespiratorio; en este punto nos centraremos fundamentalmente en el trauma.
La evaluación secundaria en el paciente traumatizado consiste en una entrevista y el ABCDE secundario.
Entrevista
La entrevista consiste en una conversación que permite obtener información. Por otra parte, ayudará al paciente asentirse más calmado y confiado.
Durante la entrevista es importante, además, prestar atención a las manifestaciones de dolor del propio paciente así como su actitud, postura, expresión, etc.
Al realizar la entrevista:
Aplicando el SAMPLE
Apariencia general
Estado de la piel: el estado de la piel del paciente se examina por su color, temperatura y grado de humedad. El color de la piel cambia según la cantidad y el nivel de oxigenación de la sangre que la irriga. La vasodilatación tornará la piel de color roja, por el contrario, la vasoconstricción, hará que la piel se torne pálida.
Si la hemoglobina está poco saturada de oxígeno (Hb reducida >50g/l) la piel tomará un color azulado conocido como cianosis.
Si el paciente se encontraba en un recinto cerrado durante un incendio o se expuso al monóxido de carbono, la piel se coloreará de un rosado intenso como una ciruela debido a la formación de carboxihemoglobina (letal si no es reconocida –dado que ese color rosado intenso puede dar la falsa idea de una correcta oxigenación- y tratada inmediatamente). En algunas enfermedad hepáticas y de la vía biliar, anemias hemolíticas, y otras, la piel se puede tornar amarilla: ictericia
Una piel húmeda suele relacionarse con hiperactividad del sistema nervioso simpático: Ejercicio intenso, ansiedad, hipotensión, Shock, o cualquier situación en la que haya una descarga importante de catecolaminas. Los infartos de cara anterior suelen cursar también con hiperactividad simpática. La sudación intensa puede deberse también a un intento del organismo por disipar calor. En un paciente deshidratado la piel estará seca, al igual que en el paciente febril (cuando el paciente comience a transpirar estará bajando la fiebre ya que está disipando calor). La temperatura se relaciona por una parte con el grado de humedad de la piel (si el paciente transpira se enfría) y también con la cantidad de sangre que transcurre por los vasos que la irrigan; si hay hipotensión (y vasoconstricción periférica), la piel se enfriará, los pacientes hipertensos por el contrario tienen la piel caliente al igual que los pacientes febriles. Localmente una reacción inflamatoria produce zonas calientes por la vasodilatación característica (recordar la tétrada de Chelso que describe los signos y síntomas clásicos de la reacción inflamatoria: Calor, dolor, rubor, tumor). En la vasta mayoría de los casos la temperatura que interesa es aquella que se percibe en el contacto de la mano del rescatador con la piel no expuesta del paciente (solo se utilizará el termómetro en pacientes clínicos en quienes desee precisarse la fiebre o en pacientes hipotérmicos) Cuando se observan el color de la piel, la temperatura y la humedad en conjunto pueden establecerse importantes relaciones, por ejemplo: Piel pálida, fría y sudorosa: Shock / Hemorragia importante / Hipotensión.
Postura y actitud: Dependiendo de la situación, el paciente puede adoptar innumerables posturas y comportarse en forma muy variable, podemos encontrarlo completamente inmóvil, inquieto, acostado de espaldas en el suelo, de pié, apoyado contra una pared. Puede quedarse dentro de su vehículo o descender de el, etc. La posición que adopte puede brindar mucha información ya que aunque la inquietud de puede deberse a la aprehensión que vive en el momento de la emergencia, también puede deberse a un incipiente estado de Shock, hipoxia, traumatismo craneoencefálico, etc. Por el contrario una persona completamente inmóvil puede ser también víctima del miedo (recuerde que, no todas las personas reaccionan de la misma forma ante situaciones similares), pero también puede presentar lesiones espinales, o de miembros inferiores que le impidan ponerse de pie. Por regla general, una persona que está sufriendo dolor busca una posición antálgica (a: sin / algos: dolor). Esta posición tan variable será aquella que el mismo paciente adopta y que hace que dolor o una situación de malestar se vuelva soportable. Por ejemplo:
Una persona con dificultad respiratoria va a estar sentada o parada pero rara vez acostada.
Un paciente con un traumatismo de miembro superior se lo protegerá con el otro.
Los pacientes con fracturas inestables de las primeras vértebras cervicales tienden a sostenerse la cabeza con sus manos, etc.
Una persona con dificultad respiratoria va a estar sentada o parada pero rara vez acostada.
Un paciente con un traumatismo de miembro superior se lo protegerá con el otro.
Los pacientes con fracturas inestables de las primeras vértebras cervicales tienden a sostenerse la cabeza con sus manos, etc.
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