Durante la evaluación primaria se diagnosticarán y tratarán todas aquellas condiciones que representen un riesgo inminente para la vida del paciente.
Una vez completada la evaluación de la escena y habiendo asegurado correctamente el sitio de la emergencia se podrá comenzar con la atención propiamente dicha.
La evaluación primaria constituye el primer contacto con el paciente. Durante esta fase se deben diagnosticar y resolver todas aquellas situaciones que podrían generar un compromiso inminente para la vida. Esta primera evaluación se realiza a partir de una serie de diagnósticos y tratamientos que se han sistematizado en lo que se conoce como ABC primario, que ha sido adaptado tanto por el Colegio Americano de Cirujanos en sus normas ATLS para el manejo del trauma como por la American Heart Association para el manejo del paro cardíaco (Normas BLS y ACLS). Sin embargo, dado que el ABC primario no sufre modificaciones sustanciales presentamos una versión unificada para ambas situaciones que facilita el aprendizaje y la ejecución en la práctica. Según corresponda realizaremos algunas consideraciones especiales puntualizando conceptos claves que diferencian a los pacientes en paro cardiorrespiratorio, pacientes traumatizados y pacientes no traumatizados con pulso.
A continuación se detalla el protocolo para realizar la evaluación primaria:
En el ámbito prehospitalario, la evaluación y tratamiento son secuenciales, es decir no se pasará a la B (ventilación y oxigenación) sin haber atendido los problemas del apartado A (vía aérea con control cervical), cualquier deterioro en la condición del paciente obliga a recomenzar la evaluación primaria desde el inicio.
Cuando se trata de una ambulancia medicalizada con una dotación compuesta por tres personas (médico, enfermero, chofer-enfermero), el médico se colocará en la cabecera del paciente, será el responsable directo de la instrumentación de la vía aérea y el control de la columna cervical, hablará con el paciente y comandará las acciones del resto del equipo de emergencia (aplicación de vendajes, colocación de vías endovenosas, inmovilización de miembros con férulas inflables, etc.)
Es importante recalcar que siempre debe descenderse de la ambulancia con los guantes colocados y con el equipo necesario para la atención (que variará según el caso) para minimizar la necesidad de regresar a la ambulancia con la consecuente pérdida de tiempo.
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