En esta entrada hablaremos del niño con cancer, haremos una descripcion de la leucemia, cuales son sus tratamientos, cuidados que se deben aplicar y mucho más
Comenzaremos hablando de los tipos de leucemia.
Tipos de leucemia: leucemia linfoide aguda (LLA) y la leucemia no linfoide (mielógena) aguda ( LNALA o LMA).
Morfología: la leucemia se clasifica de acuerdo con el tipo celular predominante y su nivel de maduración, según la terminología siguiente:
- Linfo: para leucemias que afectan al sistema linfoide o linfático.
- Mielo: para las de origen mieloide (médula ósea).
- Blásticas y agudas: paras las que afectan a las células inmaduras.
- Citicas y crónicas: para las que afectan a las células maduras.
La leucemia constituye una proliferación incontrolada de leucocitos inmaduros en los tejidos hematopoyéticos. A pesar de que no se trata de un tumor propiamente dicho, las células leucémicas muestran las mismas propiedades neoplásicas que los tumores sólidos.
Para comprender la fisiopatología del proceso leucémico es importante aclarar dos errores frecuentes. En primer lugar, aunque la leucemia constituye una sobreproducción de leucocitos, la mayoría de los casos agudos cursan con recuentos leucocitarios bajos. En segundo lugar, estas células inmaduras no atacan y destruyen deliberadamente las células sanguíneas normales o los tejidos vasculares. La destrucción celular tiene lugar por infiltración y posterior competición por los elementos metabólicos.
Los signos y síntomas más frecuentes de la leucemia se deben a la infiltración de la médula ósea.
Las tres consecuencias fundamentales son: • anemia por disminución de los eritrocitos • infección por neutropenia y • tendencia a la hemorragia por disminución de la producción de plaquetas.
La invasión de la médula ósea por células leucémicas produce un debilitamiento gradual del hueso y tendencia a fracturas patológicas. A medida que las células leucémicas invaden el periostio, el incremento de la presión produce un dolor importante.
El bazo, el hígado y los ganglios linfáticos muestran infiltración marcada, tumefacción y, por último, fibrosis. La hepatoesplenomegalia resulta típicamente más importante que la linfadenopatía. Otra zona fundamental de afección es el SNC, ya que produce un incremento de la presión intracraneal, que produce los síntomas y signos asociados normalmente con dicho trastorno.
Otras zonas que pueden resultar afectadas en los casos de evolución prolongadas son los riñones, los testículos, la próstata, los ovarios, el tracto gastrointestinal y los pulmones.
Tratamiento:
- El tratamiento de la leucemia implica el uso de agentes químioterápicos, con o sin irradiación, en tres fases:
- La de tratamiento de inducción de la remisión, la cual se determina por la ausencia de signos clínicos de la enfermedad y la presencia de menos de un 5% de células blásticas en la médula ósea.
- La de tratamiento preventivo del SNC y de consolidación, que se centra en aquellas regiones del organismo que normalmente se ven protegidas de los niveles citotóxicos de los fármacos.
- La de tratamiento de mantenimiento, que sirve para mantener la fase de remisión. En algunos niños se precisa una cuarta fase, la de tratamiento de reinducción, para tratar las recaídas.
Objetivos:
- Evitar las lesiones.
- Evitar la desnutrición.
- Apoyo emocional.
- Prevenir complicaciones.
Cuidados prioritarios:
- Preparar al niño y a su familia para los procedimientos diagnósticos y terapéuticos.
- Aliviar el dolor.
- Prevenir las complicaciones de la mielosupresión.
- Tomar precauciones a la hora de administrar y manipular os agentes quimioterapéuticos.
- Tratar los problemas debidos a ala toxicidad farmacológica.
- Proporcionar cuidado físico continuado y apoyo emocional.
Reacción de los padres:
Todos los padres parecen experimentar conmoción, incredulidad, miedo, culpabilidad, tristeza, ansiedad y enojo. Pero en estas circunstancias, prácticamente cualquier sentimiento que surja puede considerarse normal entre los padres y los familiares.
Conmoción:
Ninguna persona está preparada jamás para escuchar que su hijo tiene una enfermedad que atenta contra su vida. Al principio, puede que los padres teman que su hijo vaya a sufrir o morir quizás. Lo mínimo que saben ciertamente es que su familia pasará por grandes cambios y contratiempos. A menudo describen sentirse aturdidos como si hubieran recibido un golpe en la cabeza. También dicen sentirse confundidos o incapaces de oír, recordar o pensar con claridad cuando el médico proporciona la información acerca del diagnóstico o plan de tratamiento de su hijo, lo cual es normal. Este aturdimiento les ayuda lentamente a prepararse para los sentimientos dolorosos. Les da el tiempo para asimilar y confrontar las emociones fuetes, al igual que las decisiones difíciles.
Incredulidad y negación:
Cuando los padres son informados por vez primera sobre el cáncer de su hijo, la noticia pudiera parecer increíble. Puede que su hijo no esté ni luzca lo suficientemente enfermo para padecer una afección así de grave. Puede que cuestionen si el laboratorio ha cometido algún error o si los resultados realmente son de otro niño. Puede que quieran consultar la reputación del personal o centro médico.
Si completar la preparación del diagnóstico se dificulta, puede que se pregunten si el personal médico cuenta con el conocimiento que debería. Es posible que decidan obtener una segunda opinión (lo que siempre es una buena idea). La incredulidad o negación que surge al inicio puede ser útil en temporalmente
demorar los sentimientos dolorosos. También es una forma para que los padres ganen tiempo en adaptarse a la realidad del diagnóstico de su hijo y hacer lo necesario para asegurar que el niño recibirá el mejor tratamiento. Cierta negación es normal, y no es un problema salvo que interfiera con que el tratamiento sea oportunamente administrado.
Miedo y ansiedad:
Es normal sentir ansiedad y temor al enfrentarse a acontecimientos desconocidos cuyos resultados no podemos controlar. Y prácticamente todos tenemos temor al cáncer. Puede que la única experiencia con el cáncer en una familia haya sido con un pariente de edad avanzada (cuando la situación podría resultar un poco más fácil de aceptar o comprender). Puede que se haya escuchado comentarios sobre los problemas que otros miembros de la familia o amigos tuvieron con la quimioterapia o la radioterapia, o creencias de que el cáncer es siempre una sentencia de muerte.
Debido a que los médicos no pueden garantizar exactamente cómo cada persona responderá al tratamiento contra el cáncer, el temor a la muerte de un niño o adolescente es real. Resulta aterrador el hecho de tener que confiar en la experiencia y habilidad de otros para proteger la vida de un ser querido. Proteger a los hijos es normalmente la responsabilidad de los padres y ahora los padres deben confiar en otros la atención de su hijo. Esto puede ser algo muy difícil para ellos.
Tener que enfrentar cambios importantes en la vida diaria es algo que también produce alteración, y los padres podrían preocuparse de no ser capaces de hacer todo lo que se espera de ellos. También podrían estar preocupados por lo que pasará el niño durante el tratamiento y la forma en que los efectos del tratamiento tendrán sobre el cuerpo y autoestima del niño. El temor a tratamientos intensivos, a un futuro incierto y a lo desconocido es natural.
Culpabilidad:
A menudo, los sentimientos de culpa comienzan a surgir una vez que los padres aceptan que su hijo pequeño o adolescente realmente tiene cáncer. Los padres tienen la gran labor de proteger a su hijo de todo peligro. Puede que cuestionen qué pudieron haber hecho que causó que su hijo padezca esta enfermedad que pone su vida en peligro.
Tristeza y depresión:
Es un hecho que los padres sentirán tristeza en el momento en que su hijo es diagnosticado con cáncer. Todos los padres esperan y sueñan que la vida de sus hijos sea saludable, feliz y sin problemas. El cáncer y su tratamiento cambian ese sueño. Los padres lamentarán la pérdida parcial de dichas esperanzas. Durante la lamentación, puede que sientan desesperanza por la recuperación de su hijo. También sienten tristeza al pensar en los días difíciles de tratamiento que tienen por delante. La intensidad de sus sentimientos a menudo corresponde con la perspectiva de recuperación (prognosis) que presenta su hijo, pero también refleja su propio temperamento y personalidad. Un padre puede ser más optimista por naturaleza, mientras que otro puede reaccionar con más temor a los resultados negativos ante cualquier problema en su vida.
Enojo:
El hecho de que el cáncer amenaza la vida de un niño inocente provoca a menudo el enojo de los padres ante las crueldades e injusticias de la vida. Cuando un ser querido es atacado, incluso por la enfermedad, es fácil querer culpar a alguien o preguntarnos "¿por qué a mí?" o "¿por qué a nosotros?". En ocasiones este enojo es manifestado contra los médicos que encontraron el cáncer o contra quienes explicaron el plan tratamiento. En otras, se enojan con un mundo en el que los niños se enferman, sufren y mueren. Los padres también se alteran por los problemas que saben que su hijo afrontará, incluyendo pruebas de diagnóstico y procedimientos médicos dolorosos.
Riesgos potenciales:
- Sangrado.
- Daño a diferentes órganos a raíz de la quimioterapia.
- Coagulación intravascular diseminada (CID).
- Infección grave.
- Diseminación del cáncer a otras partes del cuerpo.
Medidas Preventivas:
La intervención de enfermería esta dirigida a eliminar las amenazas del entorno incluyen: medidas preventivas generales, para evitar la transmisión de microorganismos, la enfermera orienta al paciente sobre su higiene personal, lavado de manos, también debe observar que se mantenga la limpieza de la habitación como por ejemplo, la eliminación de materiales extraños como tierra y materia orgánica. Algunos pacientes presentas riesgos que hace necesario el cuidado higiénico más riguroso y atento; por ejemplo, si un paciente se somete a quimioterapia hay un riesgo que la medicación destruya la flora normal de la boca, permitiendo el crecimiento de bacterias oportunistas. De hecho durante el período que antecede a la administración de la quimioterapia, la enfermera debe llevar a cabo diversas actividades en lo que respecta a la preparación del paciente según sus necesidades que abarcan desde su ingreso, durante su hospitalización y la administración de la quimioterapia.
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