Parto y tipos de partos

El parto es el pasaje del feto desde la cavidad uterina, hasta el exterior del organismo materno. Durante el trabajo de parto, tienen lugar las contracciones uterinas, cuyo objetivo es la expulsión del feto a través de la vagina y la expulsión de los anejos fetales.

Luego de los avances de la medicina y de acuerdo a las nuevas corrientes de pensamiento, donde los médicos respetan la decisión de los padres sobre cómo quieren que nazcan sus bebés, se puede elegir entre una gran variedad de partos. Cada uno tiene sus ventajas y sus desventajas, pero todos buscan que la embarazada se sienta más cómoda y que la llegada del bebé no sea traumática.

Aquí te contamos brevemente de que se trata cada uno.

Parto normal

Es el tipo de parto que se realiza cuando el bebé sale a través de la vagina precedido por contracciones rítmicas crecientes en intensidad, que dilatan el cuello del útero. Luego el feto es expulsado a través de la vagina, y finalmente se expulsa la placenta. Este parto nos ofrece diferentes alternativas:
  • Parto natural: Es aquel que se practica con la menor intervención posible, prescindiendo de medicación, incluso la anestesia epidural. No se realiza monitoreo fetal o de la madre, tampoco episiotomía. Este parto sólo puede ser practicado por mujeres que no presentan ninguna clase de riesgo de parto.
  • Parto sin dolor: Es aquel donde se busca eliminar el dolor provocado por el trabajo de parto, recurriendo a técnicas de relajación, o a medicación inhibidora. La anestesia permite un parto prácticamente indoloro, con la participación activa de la madre en el nacimiento del niño. Estas técnicas pueden utilizarse tanto durante el trabajo de un parto vaginal como en el caso del parto por cesárea, en lugar de una anestesia general. Requieren la intervención de un anestesista y se puede recurrir a ellas en caso de necesidad, o si han sido programadas con antelación. La anestesia puede ser epidural -que consiste en la inyección de analgésico en la zona lumbar de la columna vertebra – , espinal ( la anestesia también se inyecta en la columna vertebral, entre las dos vértebras lumbares pero más profundamente. No obstante, esta técnica, dado que puede bloquear las contracciones uterinas, prácticamente no se utiliza para el parto vaginal, pero sí en el parto por cesárea) o acupuntura, que es una práctica analgésica que procede de la medicina china y que consiste en clavar en unos puntos determinados de la piel unas agujas muy finas, que después se estimulan manual o eléctricamente. Además de controlar el dolor, que sin embargo no se elimina por completo, sirve para estimular la producción de las hormonas que facilitan el parto.
  • Parto Leboyer: El parto sin violencia o método Leboyer busca, sobre todo, que el bebé nazca en un ambiente agradable de forma que el paso del vientre materno al exterior sea lo menos traumático posible. Es un método instrumentado por el Dr. Leboyer en la década de 1970, donde su objetivo es minimizar el trauma que supone el nacimiento, brindando al bebé un ambiente calmo y con luz tenue y música tranquila y suave, para su llegada. Se complementa con suaves masajes que estimulan la respiración. El cordón umbilical es cortado cuando deja de latir, se pone al bebé en el pecho de su madre al momento de nacer y luego se le da un baño calentito.
  • Parto vertical: Cuando se realiza este tipo de parto, la embarazada debe encontrarse en una posición que mantenga la espalda en forma vertical: puede ser de pie, en cuclillas, de rodillas, sentada o semi-sentada. Las diferentes posturas favorecen el descenso del bebé por la ley de gravedad, facilitando la dilatación y reduciendo las probabilidades de que se practique una episiotomía (corte para agrandar el orificio de la vagina).
  • Parto en el agua: Esta teoría indica que el proceso de transición del bebé se ve facilitado cuando se produce desde un medio acuático a otro. La embarazada realiza el trabajo de parto en una bañera con agua a una temperatura igual a la de su cuerpo (37°C), que permite la relajación entre las contracciones. Una vez que el bebé nace, es inmediatamente sacado del agua y colocado en los brazos de su madre. El agua caliente resulta un buen analgésico para la madre, distiende la musculatura y por tanto, disminuye el riesgo de desgarros y facilita la dilatación.
  • Parto controlado: Si el trabajo del parto comienza espontáneamente, pero las contracciones no se suceden a un ritmo regular, o bien son demasiado débiles, es posible controlar el parto, es decir, modificar su curso con medicamentos que refuerzan y facilitan las contracciones. El fármaco se suministra por vía intravenosa. Está indicado cuando: -El trabajo se prolonga excesivamente y la parturienta se queda sin fuerzas.-El útero agota su capacidad para contraerse.
  • Parto inducido: En ausencia total de contracciones, el parto puede ser inducido artificialmente mediante el uso de medicamentos que provocan las contracciones y que se introducen en la vagina en forma de gel o de sonda. Es necesario cuando: -La gestante sufre enfermedades que pueden repercutir en la funcionalidad de la placenta, como es el caso de la hipertensión, las enfermedades renales, etc., o bien en el caso de gestosis o diabetes, siempre y cuando no exista sufrimiento fetal (en tal caso debe recurrirse a la cesárea). -Antes del término del embarazo, se advierte a través de una ecografía, una reducción de la cantidad de líquido amniótico. -Alrededor de la semana número treinta y dos, se observa que el feto ya ha crecido bastante y corre el riesgo de ser demasiado grande al término del embarazo. -A pesar de haber transcurrido 24-48 horas desde la rotura de la bolsa amniótica, el parto no comienza espontáneamente -La gestación se prolonga más de 42 semanas.
  • Parto humanizado: Se basa en la teoría de que el proceso del parto debe ser lo más relajado posible. El parto y el nacimiento humanizado se fundamenta en la valoración del mundo afectivo-emocional de las personas, la consideración de los deseos y necesidades de sus protagonistas: madre, padre, hija o hijo y la libertad de las mujeres o las parejas para tomar decisiones sobre dónde, cómo y con quién parir, en uno de los momentos más conmovedores de su historia. Lo opuesto es el proceso de medicalización habitual en el que el destino de la mujer y su hijo está sujeto a procedimientos de intervención rutinarios que no consideran las diferencias y especificidades individuales, transformando en violentas las actitudes asistenciales. Para este tipo de parto, la sala está ambientada con luces cálidas, música suave y relajante y una bañera con agua tibia para el bebé. No se utiliza anestesia ni se corta el cordón umbilical inmediatamente después de nacido el bebé.
  • Parto en el hogar: La ventaja consiste en que permite recibir al bebé en un ambiente conocido, relajado y familiar. Si se realizaron los controles previos y no hubo complicaciones, se puede realizar el parto en el hogar. De este modo, existe la posibilidad de que la pareja participe y ayude durante el alumbramiento. El parto en el hogar se realiza con la asistencia de parteras y especialistas y con el acompañamiento de los seres queridos.Por supuesto, el parto en casa sólo puede ser afrontado por mujeres que hayan llevado un embarazo normal y para las que se dan las condiciones idóneas para que se produzca un parto sin problemas. Dado que un parto nunca está exento de riesgos, debe ser posible llegar hasta una clínica o un hospital en un tiempo breve, por si fuese necesario el ingreso.




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